Recogida puede hacerse en cualquier parte de la isla, y la excursión se adapta a los intereses y necesidades de los clientes, evitando la hora punta de todas las excursiones y parando cada vez que el cliente quiere tomar fotos o simplemente disfrutar de la vista. Comience el día en Ribeira Brava, un pequeño y acogedor pueblo de pescadores. Luego diríjase hacia Ponta do Sol, otra pequeña aldea junto al mar. La Ponta do Sol es el lugar más soleado de Madeira, y desde aquí se pasa por una antigua carretera y se pasa por una cascada, normalmente llena de risas y emoción de todos los que están a bordo. Llegando a Madalena do Mar es hora de un pit-stop y una visita a una plantación de banano. Dejando el pequeño pueblo de Calheta, la siguiente parada es visitar el Engenho da Calheta, una de las dos fábricas de caña de azúcar que todavía produce miel, azúcar y ron en la isla. La mejor época para verlo en funcionamiento es entre abril y mayo.
Continuando el viaje cuesta arriba hacia Paúl da Serra, llegamos a la meseta más grande y extensa de Madeira, de unos 24 kilómetros cuadrados, lo que hace que este cambio de paisaje sea aún mayor. Alrededor de 1.500 metros sobre el nivel del mar, esta es la reserva de agua más importante de la isla, retardando su infiltración de gran parte de la precipitación y desacelerando su flujo hacia el mar. En un día soleado es posible ver tanto la costa norte como la costa sur.
Porto Moniz espera, y ya es hora de almorzar. Después de la comida, caminar por este hermoso pueblo, y ver las piscinas naturales de roca. Crucero a través de Seixal para ver la cascada de Bride’s Veil, que cae directamente en el mar. São Vicente está por delante con vistas más impresionantes de la Laurissilva, ya que la unidad le lleva hasta Encumeada, a 1.000 metros sobre el nivel del mar. Serra D’Água valle será la última parada de este día increíble para beber el famoso Poncha, y luego volver al hotel.
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